Evento presentación novela «Cien razones para odiarte»
Violeta Reed
Hay momentos en la vida que son tan especiales que consiguen meterse debajo de nuestra piel, y marcar un antes y un después.
Para no llevar mucho tiempo en mi aventura de ser escritora, ya tengo unos cuantos momentos que nunca olvidaré. Como aquel lejano día en 2014 en que mi amiga Tamara se leyó los primeros capítulos de Cien razones para odiarte. O el día que, dos años después, retomé la novela en Londres. Siempre recordaré la tarde de marzo de 2020 en que vi Mujercitas y me quedé un rato llorando y diciéndole a mi pareja: “jo, debe ser increíble ver tu libro publicado en una librería”. Creo que en aquel instante la idea de retomar la novela empezó a fraguarse en mi cabeza, aunque no me di cuenta entonces.
Hay una lista de momentos que siempre atesoraré en la memoria porque son bonitos y me cambiaron la vida de alguna manera. Entre ellos cuando hablé con mi editora por primera vez (os prometo que fue un día para no olvidar con risas, lágrimas, abrazos, chillidos de emoción y con pinchazo de la rueda del coche incluida). Desde aquel día he vivido muchas «primeras cosas»: la firma del contrato editorial, ver la cubierta del libro por primera vez, contar por redes sociales que había escrito una bilogía, ver el libro en las estanterías de las tiendas (esto me lo guardo para otro post) y un sinfín de cosas más.
El pasado 12 de junio a esa lista de momentos especiales tuve que sumarle otro: el evento de presentación de mi novela y el mío propio, que organizó la editorial Penguin Random House y el sello de Ediciones B.
Aquella mañana estaba nerviosa. Era la primera vez que iba a hablar delante de gente que no me conocía y quería estar a la altura. En el pasado he asistido un par de veces a presentaciones de libros en la FNAC y a encuentros virtuales con autoras que viven fuera de España en el Corte Inglés.
Tengo que confesar que todos esos nervios pasaron a un segundo plano en cuanto llegó la primera invitada. Y es que todas las chicas que acudieron fueron muy agradables y consiguieron hacer que fuera un momento increíble para mí.
Hablamos de los primeros capítulos del libro (ellas habían tenido la posibilidad de leerlos antes de conocerme), del proceso de escritura y de cómo había sido mi viaje hasta poder decir: «soy escritora». Me hicieron preguntas muy interesantes, y se dijeron cosas muy bonitas del libro. Y yo, que siempre he sido de lágrima fácil, terminé emocionada.
Fue una suerte contar con la presencia de mi editora, es genial poder sentirla acompañándome en el camino.
El evento, que fue un desayuno, tuvo lugar en Il Tavolo Verde, un restaurante precioso y muy acogedor, que hizo el ambiente de la charla más íntimo.
Hay una primera vez para todo, y estoy deseando ver cuál es mi siguiente «primera vez» en algo relacionado con las andanzas escritoriles. Al final, salí de allí con una sonrisa de oreja a oreja y con la sensación de haber experimentado algo que siempre se me quedará en el corazón.